El cerebro y el sueño
El cerebro no descansa ni
siquiera mientras dormimos. Cuando reposamos la cabeza sobre la almohada, y
perdemos la conciencia, las neuronas no duermen. Por el contrario continúa una
febril actividad, pudiendo detectarse pulsos eléctricos sincronizados que
viajan continuamente en la superficie cerebral, manteniendo conectada la
actividad neuronal.
Midiendo la actividad eléctrica
del cerebro durante el sueño, se puede observar que esta no es homogénea. Por
el tipo de ondas que se generan, se puede distinguir dos ciclos diferentes. Hay
un sueño con ondas de actividad eléctricas lentas, que dominan durante las
primeras horas del sueño. Otro segundo ciclo, se caracteriza porque las ondas
son rápidas y desorganizadas. Este ciclo que se intercala dentro del otro, se
caracteriza porque bajo los párpados se puede apreciar un rápido movimiento de
los ojos y es por esto que se llama sueño REM (Rapid Eye Movement). Durante
este ciclo es cuando generalmente se sueña.
¿Qué función desempeña el sueño
que parece tan indispensable? La mayor parte de los especialistas piensa que
durante el sueño el cerebro refuerza experiencias del día para fortalecer la
memoria. Las razones que soportan esta creencia se basan en experimentos
realizados tanto en animales como en humanos.
Pero no todos aceptan esta
explicación. Otros sugieren que la memoria y otros beneficios cognitivos sólo
son efectos colaterales de la verdadera función del sueño. La principal sería
tranquilizar a las sinapsis que durante el día se han llegado a sobre excitar y
necesitarían reorganizarse antes de iniciar la nueva vigilia.
El sueño y la memoria:
Previamente es necesario
reconocer que la memoria es parte integral de lo que es la persona. Ella es
indispensable para desarrollar nuestra inteligencia y formar nuestra
personalidad. Se necesita aprender y recordar para asegurar nuestra
subsistencia y para relacionamos con los otros. Sin ella se pierde el psiquis,
no se acumula experiencia y pasamos a ser entes extraños. Aquí es dónde para
algunos el sueño tiene su justificación (Avances en el mecanismo de la
memoria).
Durante los estados de vigilia
continuamente percibiendo sonidos, olores, objetos y hechos. Sin embargo no
todo lo que nuestros sentidos perciben queda grabado en nuestra memoria, ya que
parecen existir procesos de cedazo o refuerzos que permiten gravar y coordinar
lo captando según su importancia. Para algunos ese necesario ordenamiento,
producto de experiencias recientes, ocurriría durante el sueño (Por qué tenemos
que dormir).
La primera experiencia en
experimentos de que el cerebro trabaja en la ordenación de recuerdos recientes,
viene de investigaciones realizadas en ratas por Bruce McNaughton y Matthew
Wilson de la Universidad de Arizona, Tucson, durante los años de la década
1990-2000. Ellos detectaron la actividad eléctrica de neuronas a las que
denominaron “lugares cerebrales” ubicados en el hipocampo de las ratas. Estas
neuronas tenían una afinidad para localizaciones específicas, de modo que
cuando la rata corría dentro de su entorno, un determinado lugar de células del
hipocampo se activaba. Si la rata tomaba una ruta diferente en su recorrido,
eran otros los lugares celulares que se activaban. En investigaciones
complementarias posteriores comprobaron que durante el sueño de la rata se
activaban precisamente los mismos grupos celulares que durante la vigilia se
habían estimulado mientras la rata los había recorrido, como si el animal
repitiera estas etapas durante el sueño.
Lo mismo que ocurre en ratas
también se ha comprobado en los humanos. Pierre Maquet y sus colaboradores de
la Universidad de Liège, Bélgica, utilizaron la Tomografía de Emisión de
Positrones (TEP) para captar la imagen de la actividad celular en siete
sujetos, mientras eran sometidos a un proceso de aprendizaje de un test
computacional (apretar teclas en respuesta a la aparición de una mancha en
varios lugares de la pantalla), lo suficientemente complicado como para
comprometer varias áreas cerebrales específicas. Registraban así diversas áreas
cerebrales en la medida que se estimulaban durante el desarrollo del test.
Luego en estas mismas personas estudiaban la actividad cerebral durante el
sueño REM, comprobando que se activaban las mismas áreas cerebrales que antes
se estimulaban durante el proceso de aprendizaje. Con estos resultados los
autores concluyeron que durante el sueño se ayuda a gravar el proceso de
aprendizaje (la memoria) en forma permanente. (Nat Neurosc. 3:831, 2000).
Jan Born, neurocientista de la
Universidad de Lübeck, Alemania, ha confirmado los hallazgos de Maquet y
colaboradores, completándolos con una nueva variable que trata de averiguar si
la potenciación artificial del aprendizaje, mejorando la actividad neuronal
durante el sueño, puede mejorar el rendimiento de la memoria (Science 315:1426,
Marzo 2007). Para ello Born y sus colaboradores sometieron a voluntarios a un test
más complejo de memorización, utilizando diversas cartas que tenían que
memorizar. Luego los investigadores usaron las imágenes de electro
encefalogramas para monitorear la actividad cerebral de los mismos voluntarios
durante el sueño.
Cuando los voluntarios entraron a
la etapa del sueño de ondas suaves, a algunos de ellos les esparcieron en el
aire un aroma de rosas. Previamente ellos le habían esparcido este aroma a los
mismos sujetos durante el aprendizaje, razonando que a ellos la detección del
aroma durante el sueño les reactivaría la memoria del ejercicio del día
anterior. Durante el sueño, registrando imágenes mediante resonancia nuclear
magnética, se reveló que el aroma de rosas activó el hipocampo y que al próximo
día recordaban mejor las cifras de las mismas cartas con que habían sido
entrenadas. El mismo registro incluso mejoró al día subsiguiente. En los
sujetos que no recibieron el aroma no se produjo un reforzamiento de la
memoria. Según Wilson, “éste sería el primer estudio que demuestra que se puede
influir en la memoria con estímulos que explícitamente activan el hipocampo
durante el sueño”.
Los hallazgos de Born calzan con
la creencia que el cerebro archiva la memoria a largo plazo en un lugar
alejado, proceso que los neurocientistas llaman “consolidación de la memoria”.
De acuerdo a esta hipótesis, la memoria primero se codifica en el hipocampo, y
en cuestión de horas o días, se transfiere la información a la corteza cerebral
en un almacenaje de largo tiempo. Muchos hechos evidentes apoyan este
escenario, y entre ellos las observaciones de personas que han sufrido amnesia
después de un daño del hipocampo, pueden aún recordar acontecimientos y hechos
previos a la injuria, aun cuando no son capaces de formar nuevas memorias ( Por
qué y cómo recordamos). En estos pacientes la memoria antigua debe residir en
alguna otra parte diferente al hipocampo, en la neocorteza. Es desconocido cómo
el cerebro puede transferir la memoria desde el hipocampo a la neo-corteza,
pero se puede asumir que para ello debe existir algún tipo de comunicación que
vaya y vuelva, en ambos sentidos, interconectando las dos estructuras. “Es la
primera vez que vemos secuencias entre el hipocampo y la neocorteza y su
coordinación en tiempo” dice Maquet.
Algunos investigadores, en base a
experiencias recientes, sospechan que la función del cerebro va más allá de
simplemente fortalecer la memoria durante el sueño. Born y su grupo
recientemente comunican en la revista “Nature” (2004), que voluntarios
sometidos a un test complejo, después de una noche de sueño tienen nuevas
iluminaciones que les permiten resolver problemas mucho más rápidamente a
diferencia de aquellos que no han dormido durante la noche. “Existe una
creciente aceptación que durante el sueño existe un proceso de aprendizaje
activo”, dice Wilson.
“Hay evidencias que durante las
diferentes etapas del sueño se consolidan diferentes tipos de memoria”, señala
Matthew Walter, neurocientista de Harvard Medical School. Memorias espaciales
como las que se forman navegando por un laberinto o través de una ciudad
virtual, parecen consolidarse durante el sueño caracterizado por ondas lentas.
Lo mismo parece ser verdadero para las memorias declarativas, que incluye el
recuerdo de hechos, pero no necesariamente otros tipos de memorias. Algunos
estudios han encontrado que durante el sueño REM el cerebro procesa memorias
con fuertes componentes emocionales. Según Walter, “el porqué de estas
divisiones no está en absoluto claro”.
No es fácil ser más preciso, ya
que parece que el hipocampo no sólo tiene que ver con la memoria, sino también
con la capacidad de visualizar el futuro. Según un estudio publicado
recientemente “on líne” en el Proceeding of the National Academy of Science,
por Eleanor Maguire y sus colaboradores de la University College de Boston,
personas con amnesia no sólo tienen dificultad para recordar, sino también para
imaginarse alternativas futuras. Lynn Nadel, neurocientista cognitivo de la
Universidad de Arizona, en Tucson, afirma que “el mismo sistema que usamos para
recordar, también lo usamos para construir posibles alternativas futuras”. Es
decir, el hipocampo tiene un rol mucho más amplio en lo cognitivo de lo que
hasta ahora se había imaginado. Los enfermos con amnesia por daño del
hipocampo, también tienen dificultades para imaginar las posibles experiencias
futuras.
Otros piensan distinto
Otros piensan distinto
Otros investigadores no comulgan
con la idea que la actividad primaria del cerebro durante el sueño tenga sólo
la misión de reforzar experiencias recientes. Giulio Tononi, un neurocientista
de la Universidad de Wisconsin, Madison, ha elaborado una hipótesis muy
diferente. El propone que el objeto del sueño, por lo menos en lo que al
cerebro se refiere, es debilitar las conexiones nerviosas interneuronales que
se establecen durante el día.
Desde el punto de vista de
Tinoni, durante el día las conexiones sinápticas entre las neuronas se van
haciendo progresivamente más fuertes, como consecuencia de un largo proceso de
potenciación (LTP: Long-Term Potentiation). Se trata de un proceso fisiológico
por el cual las neuronas que disparan al mismo tiempo fortalecen entre ellas
sus conexiones. Muchos neurocientistas consideran LTP como el mayor mecanismo
de la plasticidad neuronal y por lo tanto del aprendizaje y la memoria
(Science, Diciembre 22 del 2006). “Un día de LTP puede ser demasiado de lo
bueno”, dice Tinoni. El engrosamiento de las sinapsis incrementa el
requerimiento energético del cerebro, lo que es preocupante si consideramos que
el cerebro es un órgano que consume el 20% de las calorías diarias de la
persona. Por otra parte las sinapsis más fuertes también ocupan mayor espacio.
Finalmente, demasiado LTP puede saturar las sinapsis, dejándolas
imposibilitadas de fortalecerse cuando el cerebro necesita aprender algo nuevo.
El sueño restablece la
homeostasis retrotrayendo la fortaleza de las sinapsis. “Este es un rol mucho
más importante que potenciar el rendimiento de la memoria”, señala Tinoni. “El
sueño es un precio muy alto que estaríamos pagando por el benéfico de potenciar
en un 15% la memoria”. “Creo que el rol que debe tener el sueño para beneficio
de la neurona debe ser mucho más importante”.
“Una de las más constantes
inconsistencias en la literatura es que la deprivación total del sueño no logra
demostrar un efecto deletéreo sobre la memoria declarativa”, dice Jerome
Siegel, Neurocientista de la Universidad de California, en Los Angeles. También
a Siegel le parece absurdo que el sueño le aporte al animal un beneficio que es
relativamente modesto como es consolidar la memoria, frente al riesgo de
permanecer sin respuesta por horas cada día. “No concibo que exista alguna
conexión entre el sueño y la memoria” dice Siegel. Por el contrario, piensa que
el sueño es una ayuda para el animal para conservar energía que necesita su
organismo y al mismo tiempo permitirle estar inactivo cuando es menos posible
encontrar alimento y también es menos probable que se lo coman (en la noche).
Probablemente las discrepancias
continúen mientras no dispongamos de métodos y tecnologías más apropiadas para
comprender las complejas funciones de las neuronas. Por ahora no podemos ir más
allá del campo de las hipótesis. Lo único cierto es que se duerme en la noche.
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